domingo, 27 de enero de 2013

Mil historias.

¿ Porqué será que adoro ver adoro ver películas?
¿Para reír, para llorar, para tamparme con la manta y comer palomitas, para no volver a dormir en tres días, para pensar que todo es posible, para sentir que me puedo comer el mundo, para ver que no todo es blanco pero que tampoco es negro?
Quizás sea porque adoro, aun que suene infantil, ver un millón de historias distintas, un millón de vidas y escenas que me dicen que todo es voluble e inestable. Estaría bien reencarnarse en todas y cada una de los personajes que nos hicieron cambiar tantas veces de estado de ánimo, pero pasaría como en todas las películas: tendría un fin y yo no quiero un fin. Quiero mil historias, en mil lugares y con mil personajes.

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